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DIVULGACIÓN CIENTÍFICA
Ola de frío en Tierra del Fuego, ¿Se está congelando el mar?
Jacobo Martín, investigador del CONICET en el Laboratorio de Oceanografía Física y Biogeoquímica Marina del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), en Ushuaia, describe los factores fundamentales que provocaron el inusual fenómeno que se asemejó a un mar congelado en el cabo Auricosta, cuarenta kilómetros al sur de la ciudad de Río Grande, en la provincia de Tierra del Fuego.
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El pasado martes 25 de junio por redes sociales se viralizó un video captado desde las costas del cabo Auricosta, al centro de la Isla Grande de Tierra del Fuego, mostrando una imágen que parecía un mar de hielo petrificado, semejante a un escena onírica. ¿Qué factores la provocan?, ¿Realmente se congeló el mar? Jacobo Martín oceanografo e investigador de CADIC, CONICET, analiza las condiciones físicas y climáticas que redundaron en este fenómeno.
En toda la región entre la Patagonia y los sesenta grados de latitud sur, los vientos predominantes son del oeste (es decir, soplan hacia el este). Los grandes giros atmosféricos que pasan por nuestra región, hacen que transitoriamente el viento cambie de dirección. “Así, junto al habitual viento del oeste o suroeste, ocurren frecuentes episodios de viento del norte y noroeste, debido al paso de estos sistemas atmosféricos. Menos frecuente es que el viento sople del cuadrante Sur, y, cuando eso ocurre, se puede experimentar una oleada de frío inusual, por el ingreso de masas de aire muy frías que estaban cerca de la Antártida”, relata Martín.
Esta oleada de frío que afecta en dicha región está relacionada con un giro atmosférico anticiclónico (opuesto a las agujas del reloj), entre Patagonia y la península Antártica. “De una manera muy esquemática, podríamos pensar que los vientos se mueven entre los pasillos que dejan entre sí los giros atmosféricos. En el hemisferio sur, el viento tiende a correr dejando la alta presión a su izquierda y baja presión a la derecha. Por eso, la ubicación de este poco común giro de alta presión al norte de la Antártida, motiva un jet de aire polar que sopla hacia el norte, transportando aire muy frío”, asegura Jacobo Martín.
“Este mismo fenómeno, refuerza el investigador, está detrás del reciente avistamiento de icebergs cerca de la isla de los Estados, más al norte de su ruta habitual. De igual manera es lo que afecta a vecinos de la ciudad de Ushuaia que están experimentando algunos problemas con el funcionamiento de los servicios, como el congelamiento de las cañerías de agua”.
La aclaración se debe a que pocos días atrás trascendió públicamente un video captado el 17 de junio pasado por Tabaré Barreto (@tabarebarreto) que registró un supuesto congelamiento “de las olas”, según se hicieron eco los medios de alcance nacional, a unos cuarenta kilómetros al sur de la ciudad de Río Grande, puntualmente en el cabo Auricosta. A juzgar por lo que expresa Jacobo Martín del CADIC-CONICET, no se han congelado las olas pero se ha producido un fenómeno bastante inusual que ha creado, además, un paisaje privilegiado para fotógrafos y paseantes.
¿Qué produce que el agua marina se congele?
El paisaje de orillas heladas que ha podido observarse puede tener su origen en más de un factor: comenzando, desde luego, por la ola de frío polar. “Partamos de que es difícil que se congele el mar; hace falta un frío considerable, constante y sostenido durante un periodo prolongado. Solo se congela a muy altas latitudes, como en la Antártida y el polo norte, donde el agua marina se congela en cantidades significativas. Estas condiciones no se dan en el clima imperante en el presente, en torno a la isla Grande de Tierra del Fuego”, agrega el investigador.
“El punto de congelación del agua de mar es más bajo que el del agua dulce, por la presencia de sales disueltas. Otro aspecto muy importante es que el mar está generalmente en movimiento (olas, corrientes), lo que distribuye continuamente el calor y dificulta que alguna porción del agua se congele”, describe Martín. Lo que sí ocurre con frecuencia en aguas resguardadas, de poca profundidad, con poco movimiento, es decir, más o menos “encerradas” (como la emblemática bahía del centro de Ushuaia), es que se congelan parcial o totalmente. En ese caso las entradas de agua dulce provenientes de las cuencas andinas, facilitan su congelamiento superficial.
Otro factor a tener en cuenta es que las mareas son muy importantes en esta zona de la Patagonia. Si bien en Ushuaia se experimentan mareas de menos de 2 metros de amplitud, en la fachada atlántica de la Isla Grande de Tierra del Fuego las mismas aumentan rápidamente hacia el norte (alcanzando más de 10 metros en bahía San Sebastián). Esas amplitudes de marea de varios metros (medidos en vertical) pueden producir, en horizontal, unas llanuras intermareales muy amplias, con humedad y láminas finas de agua repartidas en un amplio sector expuesto al frío y el viento y que no va a ser recubierta por el mar hasta al menos 12 horas después.
El resto del trabajo lo hace el frío, que ha sido intenso en estas semanas, que produce una pérdida de calor sensible en las gotas de agua sobre la playa, y eventualmente el viento, que produce además una pérdida de calor latente y salpicaduras de agua. El escenario tan fotogénico de las playas de bahía San Sebastián cubiertas de hielo no indica que las olas se hayan congelado, el congelamiento progresivo de diminutas gotas de agua, superpuestas unas sobre otras y dispuestas en bandas según el nivel del mar se retira con la marea bajante, generan ese interesante paisaje, que parece sugerir a la imaginación que el mar se haya congelado instantáneamente de un plumazo, dejando las olas como volutas de mármol. Una visión digna de un cuadro del pintor romántico C.D. Friedrich, pero que no se ajusta a la realidad.