INICIATIVA HISTORICA

El CADIC y Universidades Chilenas liderarán la primera campaña binacional en el Beagle.

Por primera vez en la historia común, científicos de Argentina y Chile, en una cooperación bilateral, analizarán temas relacionados como el cambio climático.


Embarcación Victor Angelescu en aguas del Beagle, en Ushuaia. Gentileza INIDEP

Hace dos años surgió una idea que, en comienzo, era sólo académica pero adquirió una dimensión diplomática a partir de la creación de la Comisión Bilateral de Cooperación en Investigación Científica Marina Austral por iniciativa de de los presidentes Sebastián Piñera de Chile y Mauricio Macri de Argentina. En ese marco, se materializó la decisión de llevar a cabo conjuntamente la primera campaña científica binacional entre estos dos países. A bordo de la embarcación argentina Víctor Angelescu, partirán desde Ushuaia, Tierra del Fuego, 17 científicos de ambas procedencias.

Entre el 6 y el 13 de noviembre los investigadores estudiarán las aguas del Canal Beagle y el Paso Drake -otrora eje de conflictos diplomáticos de gran envergadura- para conocer los efectos de la acidificación y la hipoxia en la columna de agua sobre el comportamiento de especies clave del ecosistema –por ejemplo la sardina fueguina- y los flujos de carbono que son exportado a zonas profundas del mar debido a procesos biológicos (la llamada “Bomba Biológica”).

Las instituciones científicas claves que forman parte de esta iniciativa son, por la parte argentina, el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET) y el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) y, por el lado chileno, la Universidad Austral de Chile (UACh) a través de su Centro de Investigación: Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL), la Universidad de Concepción y la Universidad de Magallanes. Si bien ya existe una lista tentativa de investigadores, la nómina definitiva terminará de cerrarse en un taller que se realizará en el CADIC entre el 1 y el 3 de Julio para realizar los últimos ajustes de la campaña.

Esta campaña se encuentra científicamente enmarcada dentro de las estrategias de la Iniciativa Pampa Azul, generada por la Secretaría de Estado de Ciencia y Tecnología de la Nación y, desde lo diplomático, el proyecto es llevado adelante por las Cancillerías de ambos países, a través del Ministro Mateo Estremé, Subsecretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina y del Embajador Roberto Ruiz Piracés, Director de Planificación Estratégica del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, quienes presiden la Comisión.

“Esta campaña tiene una importancia científica central dado que permitirá estudiar estos fenómenos en las aguas más australes del continente, pero además tiene un gran peso político, teniendo en cuenta las disputas por soberanía que se dieron en la historia de la relación entre ambos países”, valoró Gustavo Ferreyra, director del CADIC

“Chile y Argentina tienen espacios subantárticos asociados y, sin embargo, hasta la fecha no existen estudios oceanográficos que aborden temáticas conjuntas. Para ambos países, el Canal Beagle es una región muy importante desde el punto de vista de cambio climático y de recursos”, explicó por su parte Humberto González, director del Centro IDEAL.

Qué se estudiará.

La embarcación, perteneciente al INIDEP de Argentina, viajará con el equipo científico a bordo a lo largo del Canal Beagle tomando muestras de aguas a diferentes profundidades para estudiar las características físicas, químicas y biológicas del área y así conocer mejor los fenómenos de acidificación e hipoxia en el área.

“El calentamiento global se relaciona con un aumento en los niveles de dióxido de carbono en el aire, debido al efecto invernadero provocado por este gas. Pero además el dióxido de carbono ingresa al agua y la acidifica, produciendo una serie de cambios negativos para muchas especies que habitan el ecosistema marino. A éste fenómeno se lo ha dado en llamar “el otro efecto del dióxido de carbono”. Es decir que, si bien el efecto más conocido del dióxido de carbono es el debido al efecto invernadero, hay un segundo efecto, menos difundido, que es justamente la acidificación, que es lo que estudiaremos en el Canal Beagle”, describe Ferreyra (CADIC).

En particular, los ambientes costeros como éste tienen un interés particular porque reciben una gran influencia de cursos de agua dulce que también contribuye al aumento de la acidez del medio. “Lo que se espera al estudiar todo el trayecto del Canal Beagle, es encontrar un gradiente donde se vea un aumento de la acidez del agua desde el Oeste, donde hay más glaciares y, por ende, más aportes de agua dulce. Este gradiente, además estaría asociado con muchos otros factores, físicos, químicos y biológicos, que también vamos a analizar”, agrega el director del CADIC.

Por otro lado, se estudiarán los niveles de hipoxia, que es otro fenómeno costero que se origina en la presencia de partículas de materia orgánica que ingresan al cuerpo de agua y se depositan en el fondo. Esto favorece la presencia de bacterias que consumen el oxígeno disponible, lo cual impacta en el resto de los organismos que viven en las profundidades.

En esta etapa se haría la exploración del terreno y la obtención y análisis de datos. Pero el proyecto podría tener continuidad y promete a futuro. En este sentido, ya se aplicó a un subsidio internacional que permitirá en una segunda etapa, realizar experimentos en ambos lados de la frontera para realizar estudios experimentales sobre los efectos de la acidificación en distintas especies de interés comercial, entre otras centollas y erizos.

 

¿Por qué el Canal Beagle?

El Canal Beagle es un área que mide aproximadamente 280 kilómetros de largo. Se encuentra en una ubicación estratégica, pues comunica los océanos Atlántico y Pacífico. A su vez, tiene influencia de las corrientes Circumpolar Antártica y Cabo de Hornos.

El canal, además de tener una gran biodiversidad marina y albergar reservas de agua dulce, posee importancia geopolítica y económica por sus variados recursos naturales. Según los investigadores, es una región que podría ser muy vulnerable a los cambios del clima y al potencial incremento en su uso con fines productivos.