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CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES
La utilización de drones y su impacto en la investigación científica
Especialistas del CONICET utilizan estos vehículos aéreos no tripulados para reconstruir la topografía de grandes regiones en alta resolución.
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En los últimos años, la proliferación de drones con diversas utilidades ha sido muy grande, tanto en el país como en el resto del mundo. Además de su utilización militar, recreativa y comercial, estos equipos también hicieron su arribo al ámbito científico. El Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP, CONICET) es el primer instituto de CONICET en contar con el Certificado de Explotador de Vehículos Aéreos no Tripulados (CE-VANT).
“El uso de drones tiene muchísimas aplicaciones, nosotros los utilizamos principalmente para la generación de modelos en tres dimensiones construidos a partir de fotos o videos, que se llaman modelos fotogramétricos, con los que se puede realizar análisis geológicos y cuantificar procesos naturales y antrópicos, entre otras cosas”, explica Andrés Bilmes, geólogo e investigador adjunto del IPGP. “Nosotros apuntamos a una batería de objetivos, pero todos consisten en la generación de modelos fotogramétricos de alta resolución espacial, es decir, intentar reconstruir con la mayor exactitud y precisión posible la topografía del terreno”, agrega Nicolás Scivetti, geólogo y personal de apoyo del mismo instituto, perteneciente al CENPAT de Puerto Madryn. Junto a ellos, el licenciado en Informática y CPA del IPGP, Sebastián Lucas, conforman parte del equipo del Laboratorio de Geoinformática en el centro científico madrynense.
Ayuda a la comunidad
La utilización de vehículos aéreos no tripulados por el personal del IPGP tiene un impacto directo en la comunidad de Puerto Madryn y alrededores. Un ejemplo es el problema que atraviesa la región del Valle Inferior del Río Chubut (VIRCh) cada vez que llueve en grandes cantidades, debido a que el río (única fuente de agua dulce) arrastra una gran cantidad de sedimentos que impide su potabilización dejando a las comunidades sin agua. A partir de los modelos fotogramétricos de detalle, los científicos pueden determinar cuáles son las fuentes principales de esos sedimentos y permitir a los gobiernos provinciales y municipales trabajar en consecuencia. “Con esta técnica de fotogrametría podemos hacer un monitoreo de mucha exactitud y precisión de los recursos naturales que tenemos en nuestra provincia y en el país, para intervenir en el ordenamiento territorial de una zona y tener un antes y un después, saber qué está pasando, cuánta arena perdió una playa o si la fuente de sedimentos es un cañadón u otro o calcular el volumen extraído de una cantera. Todo esto era algo muy complejo de hacer antes y difícilmente se llegaba al nivel de resolución, exactitud y precisión como al que hoy estamos accediendo con esto”, amplía Bilmes.
Servicios a terceros
Por otra parte, este recurso permite al CONICET brindar los llamados Servicios Técnicos de Alto Nivel (STAN) a diversas instituciones y empresas que requieran analizar, cuantificar y monitorear recursos naturales: “Utilizamos los modelos de tres dimensiones de un cerro para poder comprender mejor cómo funciona en subsuelo un reservorio de hidrocarburos o de almacenaje de hidrógeno y de dióxido de carbono. Al tener un modelo 3D de gran exactitud, se pueden determinar múltiples mediciones de los cuerpos de roca que antes no se podían hacer”, explica Scivetti.
Certificados
En este contexto, el equipo del IPGP-CONICET logró obtener el CE-VANT que otorga la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), al que solo 95 organizaciones de todo el país pudieron acceder, la mayoría de ellas empresas privadas, siendo el IPGP junto con el Instituto Geográfico Nacional (IGN), las dos únicas instituciones del sistema científico nacional en tenerlo. “Es el certificado de explotador comercial de un vehículo aéreo no tripulado y hace referencia a una serie de dispensas que se otorgan para realizar actividades particulares con un VANT. Cuando alguien solo obtiene una licencia de piloto, está limitado a ciertas actividades que comprenden una altura de vuelo muy baja, una distancia muy corta y sin la posibilidad de obtener imágenes para trabajar, ya sea en el sentido comercial o académico. El CE-VANT, por el contrario, permite, a través de la elaboración de un manual de operaciones, certificados médicos, licencias de piloto y una planificación de la evaluación y mitigación de riesgos, poder realizar estas operaciones, enmarcados dentro de la ley, tanto para realizar tareas científicas como para realizar servicios a terceros”, finaliza Scivetti.
Por Santiago Giorgi – Área de Comunicación CONICET CENPAT